El deep learning o aprendizaje profundo permite resolver cuestiones tan dispares como el reconocimiento facial, la respuesta al lenguaje, o la visión artificial entre otras. Lograr que los ordenadores aprendan en base a ejemplos y experiencias nos abre un camino hacia un paradigma de programación con posibilidades ilimitadas.

El desarrollo bajo frameworks OpenSource de este tipo de sistemas ha permitido reducir considerablemente su coste tanto a nivel software como hardware, y sobre todo, minimizar las necesidades computacionales asociadas. Un proceso de visión artificial puede hoy en día gestarse de forma eficiente desde una GPU de un coste contenido en tiempo real y con un grado óptimo de eficiencia.

Por otro lado, el despliegue de redes sociales acompañado del procesamiento del lenguaje natural genera experiencias ad hoc hacia cada cliente en base a usos y realidades nunca vistas hasta ahora.